México es un país de
gran diversidad cultural. Al llegar los españoles había en el territorio del
actual Estado aproximadamente 170 comunidades lingüísticas de las cuales 60 se
mantienen hasta hoy. Con la conquista comenzó por un lado el exterminio de la
llamada población indígena y por otro se fue dando con el correr de los siglos
una superposición y mezcla de los grupos sociales indígena y colonial. Hoy se
estima que el legado cultural de más del 60 % de la población proviene de este
proceso transcultural.

En el transcurso de los procesos migratorios que tienen lugar desde hace décadas se han ido transformando comarcas enteras, entre ellas la región del sur, particularmente afectada por el éxodo rural. La migración constante hacia la ciudad de México y las zonas fronterizas del norte, así como el número creciente de emigrantes que se dirigen a los Estados Unidos han llevado a un nuevo tipo de hibridación socio-cultural. Una gran parte de los mexicanos residentes en los Estados Unidos, especialmente los que se consideran "chicanos", ha desarrollado una nueva idea de identidad(es) partiendo tanto del "American Way of Life" como de una más fuerte identificación con lo mexicano
DEFENSA CULTURAL
Un manto de la Cultura Paracas, robado del Museo
Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú en 1993, fue ubicado
en Texas, Estados Unidos, gracias al trabajo conjunto de la Dirección General
de Defensa del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, el Museo Nacional
de Arqueología, Antropología e Historia del Perú y el Ministerio de Relaciones
Exteriores, que se encargó de su repatriación.
1.- El Ministerio de Cultura ha recibido
información y denuncias de pobladores sobre el riesgo de invasiones a sitios
arqueológicos que se estarían gestando; asimismo invasiones que ya están en
proceso, y obras no autorizadas que destruyen vestigios arqueológicos. Estos
lugares son:
a) Sitios arqueológicos en riesgo de invasión:
Fortaleza de Campoy, en San Juan de Lurigancho.
b) Invasiones en progreso:
El evento que se realizó los días 17 y 18 de
octubre en el Auditorio del Instituto Público Pedagógico “Marcos Durand
Martel” en Huánuco, tuvo como principal objetivo capacitar al personal de la
fiscalía sobre la labor de protección del Patrimonio Cultural como tarea
institucional y ciudadana. Asimismo trataron temas de sensibilización e
identificación, así como información legal y responsabilidades
administrativas de los funcionarios públicos en la omisión de deberes que faciliten
la comisión de delitos en contra del Patrimonio Cultural.
Las ponencias y mesas redondas en las que además se
analiza el potencial del patrimonio cultural subacuático en materia de
investigación científica, así como las oportunidades existentes en materia de
educación y desarrollo sostenible, se prolongarán hasta mañana jueves 17 de
octubre en la Sala Nasca del Ministerio de Cultura.
Diferencias
culturales

Cada individuo tiene
una socialización particular y las formas en que se comunica con otras personas
adquieren características únicas, reconocibles por su lenguaje corporal y
concepto del yo. Las diferencias culturales están en estrecha relación con las
categorías sociales: roles sociales, estratificación, jerarquía, perspectivas
socioeconómicas, iniciativas, sentimientos, obligaciones, culpas,
responsabilidades, enfrentamientos y respuestas condicionadas.
Un tercer aspecto en
el que se manifiestan las diferencias culturales del comportamiento social son
las normas. Éstas son las maneras en que se definen y se da importancia a las
relaciones sociales, las maneras de establecer y mantener estas relaciones,
saludos, presentaciones, inicio de conversaciones, grado de expresividad,
manifestación de emociones, franqueza, énfasis, grado de intimidad, el grado de
interacción en la expresión de crítica o desagrado, la manera de formar
opiniones, exageraciones, aprecio por la verdad, bromas, quejas y
gratificaciones, despedidas y regalos.
Identidad
cultural
Los elementos
identitarios de los mexicanos son múltiples y abarcan un sinnúmero de valores
tangibles e intangibles: costumbres, gastronomía, relaciones familiares,
manifestaciones artísticas, para sólo mencionar unos cuantos aspectos. La
antropóloga e investigadora Lourdes Arizpe destaca la fortaleza cultural de
nuestro país y sus diversas transformaciones desde los orígenes hasta la actual
globalización.

Recordemos que México
es el cuarto país del mundo en biodiversidad y, no por coincidencia, es también
uno de los diez primeros en densidad cultural. Hasta hace diez años, era
también uno de los diez principales en la producción de artesanías y en
innovaciones museológicas y culturales.
Por su peculiar
situación geográfica, México es una nación megacultural que recibió la llegada
de una gran diversidad de culturas de todos los puntos cardinales: del este de
Asia, del oeste de Europa y del suroeste de África, por no mencionar las
expediciones míticas mediterráneas, atlánticas y de Polinesia. Se reconocen
estas migraciones en la riqueza del legado paleontológico, arqueológico e
histórico de México, en el número de lenguas y culturas originarias
mesoamericanas. La riqueza siguió floreciendo con las creaciones culturales
posteriores al encuentro con los europeos, que incluyen culturas mestizas que
se desbordan en música, danza, artesanías, patrimonio cultural de todo tipo y
que han nutrido un arte de fama mundial.
Hoy en día, sin
embargo, el crecimiento exponencial de las telecomunicaciones, los audiovisuales
e Internet, características de la nueva globalidad, están creando nuevas
homogeneizaciones culturales y, al mismo tiempo, nuevas diversidades. Como
reacción ha surgido con gran fuerza una voluntad de recrear la identidad y en
México, como en otros países, se hace evidente una gran efervescencia en la
creación de nuevos códigos identitarios, sobre todo entre los jóvenes, digamos,
con el rock en náhuatl y la renovación del huapango en el ir y venir de
Veracruz a Los Ángeles. Vale mencionar también, en el arte postobjetual, el
performance y el videoarte.
El multiculturalismo
A diferencia del
indigenismo la visión del multiculturalismo no surge como una defensa de “lo
indígena”, sino lo reconoce como un elemento más de la complejidad cultural que
existe en los Estados Nacionales modernos.
En occidente, y
principalmente en el mundo anglosajón, nace a partir de la apertura de mercados
mundiales y el establecimiento de relaciones comerciales y culturales por encima
de las naciones. Es así que adquiere un carácter liberal y se puede definir de
la siguiente forma:
[…] un movimiento
cultural, social y político que busca respetar la multiplicidad de perspectivas
fuera de las tradiciones dominantes. Se asienta en la creciente aceleración de
las relaciones entre las culturas, pretendiendo respetar cada una de sus
diferencias pero sin privilegiar ninguna.[14]

- La supremacía de la
persona como agente moral es decir, los derechos del individuo por encima de
los de la comunidad.
- El respeto a las
culturas en cuanto apelen a valores racionales.
- Rechaza el
relativismo cultural como fuente de derechos y deberes.
Dentro de esta
corriente, se propone la existencia de un proceso que garantice a los miembros de todas las
culturas insertas dentro del marco del Estado Nación, la satisfacción de sus
derechos fundamentales, los cuales son un “coto vedado”, es decir, no están
sujetos a negociación.
De igual manera, el
multiculturalismo liberal sostiene que esta homogenización en derechos
fundamentales y universales (algunos ya establecidos en la declaración
universal de los derechos humanos), debe ser aceptada como válida y racional
por cualquier ser humano, independientemente de su contexto cultural,
afirmando que hay una noción común de
racionalidad en todos los individuos y que por lo tanto se deben tomar criterios absolutos en las
cuestiones éticas y sociales.
Estos derechos
individuales básicos deben encontrarse por arriba de los usos y costumbres de
las culturas en cualquier circunstancia. Como menciona María Eugenia Rodríguez:
Existen ciertas
‘prácticas’ que en nombre de la diversidad cultural son objetivamente crueles o
inhumanas. Por otra parte […] debe
existir algún tipo de criterio o
principio de ámbito universal que desde un punto de vista meramente pragmático,
ordene las relaciones humanas en un mundo en el que se ponen en contacto de
manera cotidiana las más diferentes culturas.[15]
Asimismo, en el
multiculturalismo liberal es justificado el intervencionismo siempre y cuando
se fundamente bajo argumentos éticos y en pro de la democracia.
En resumen, puede
observarse entonces que el multiculturalismo, entendido así, se considera una
propuesta de orientación liberal para una política cultural que se lleve a cabo
en aras de la integración de los individuos de diversas culturas a los Estados
Nación con igualdad de oportunidades. El carácter “multicultural” está asociado
no únicamente a los pueblos indígenas u originarios de cada nación sino al
carácter cosmopolita de las ciudades modernas.
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